sábado, 23 de junio de 2007

LA ELLA (EN REPRESALIA DEL ELLO)



Y tenís que escribir, porque te hai propuesto que cada día vai a escribir, y ya estai chata, porque se te han gasta’o los sesos pensando “qué cresta escribo hoy”. Porque finalmente cuando sentís que has escrito algo grosso, no puedes desteñir. Y te levantai temprano, a esa hora que ni una cristiana se levanta, salvo los sacrifica’os que deben cumplir turnos; y tú, que no tenis turno que cumplir te levantai igual, porque eres aperra’, y tenis que escribir.
Y leís un monton de cuentos y poesías y piensas “cómo chucha se le pueden ocurrir así las cosas” y te quedai en blanco. En blanco frente a la página en blanco. O te vai donde Benedetti y jugueteas con su poesía, como si fuera el amante que no tenis, porque te lo pasai encerrada y claro de donde vai’ a sacar un amante, no te va a llegar el hue’on a tocarte la puerta o mandarte un mail con sus datos, pa’ decirte “queris ser mi amante; guachita”.
Y yo tengo que quedarme sentada en un rincón, moviendo las patas; mientras vos hueviai, contando esas letras de porquería, cuando lo único que quiero es fumarme un porro y encamarme con un loco de esos que la tienen grande, y te hacen ver fuegos artificiales.
Claro pero a “la perla” se le puso con dársela de difícil, y acá está desde la cuatro y media levanta’ escribiendo huevas, y por fin me pude colar por uno de esas hilachas del pensamiento y hacerle mover los de’itos pa’ que se pegue la cacha’, que me está cagando, con su ínfula de intelectualidad, to’o lo poco que me queda pa’ hueviar en esta vida y que no es mucho, sí al final tan jóvenes no somos po’.
Lo peor que le pudo pasar, fue empezar a creerse las huevas. Cuando tenía la autoestima pa’ la caga, pa’ mi era fácil, le decía “que vai a escribir vos” y, la hue’ona, caga’ como estaba, desistía, entonces yo, ponía unas cumbias sabrosas, me pintaba pa’ la guerra, me ponía una ropita sexy y partía a chusmiar por ahí. Pero, desde que le dio con que era escritora, la ahue’ona’ me cagó a mí. Y claro una puede dejar de ir a chusmear, pero se puso cartucha y ya no quiere encamarse. Y conste que pongo encamarse, porque una nunca es tan torrante y, algo de socialización tiene. Porque en realidad diría de otra forma, pero como me he colado en el pensamiento por fin, y seguro que esta hueva’ la lee en el taller, mejor digo encamarse, que…
La culpa de todo la tiene ese Marcelo, que le ha dado por subirle la estima a ésta que se creía na’. Yo cache del primer día que fue pal famoso taller que la hueva’ se me ponía difícil, cuesta arriba, porque la cabra esta, lo único que necesitaba era un empujón, yo ya la estaba perdiendo. Si cuando se fue pa’l sur la linda se empezó a creer importante, y ya no me tomaba en cuenta, y cuando me colaba en sus pensamientos, se ponía psicóloga la hue’ona “esas palabras no me pertenecen, yo hoy soy otra” y me mandaba a freír monos. Y se le puso en la cabeza que haría un taller allá, y yo me colaba y le decía, “vos po’ que vai hacer vos po, ahue’ona, si soy mas mala pa’ contar cuentos” y le resulto la hueva’ po’, y hasta video le tomaron, y la pusieron en la tele. Menos mal que la tonta aún no se lo creía, porque si no se queda allá, y puta que era aburrida la movi’a allá. Lo peor no es como dice la intelectualoide esta “que no había teatro, conciertos y no se que” No, lo peor es que no habían minos pa’ tirarse. Un día nos tocó estar en la plaza, en la difusión de la pega de está gil, y una tenía que acompañarla po’, después de todo es la que te da de comer, y en una de esas aparecía uno güenazo y ésta era capaz de dejarlo pasar. Y nada, cuatro horas viendo pasar a todos los minos del lugar y ni uno güeno. Pero ésta se hace la de las chacras no más…porque igual se tiro uno güeno, pero no me dejó disfrutarlo, ya le había empezado lo cartuchienta, y se la dio de señorita, se puso babero para comérselo, yo le hubiera hecho chupete, estaba de pasarle el dedo y algo más, y na’, no me dejó.
Pero en una de esas, no cacho na’ y, yo me colé, y la hice volver pa’ ‘ca. Claro, que sí se que va a conocer al Marcelo, mejor me quedo en Parral. Porque ahora sí que no me colo na’. Pero como sea cuando volví a Valpo, fue carrete a la vena, y el último. Desde febrero que estoy sentada en el rincón, moviendo las patas, viéndola escribir, cansa’ hasta la tuza de madrugar tanto, igual a veces ya a las diez de la noche lo único que quiero es dormir, y claro po’ si no hay pellejo que aguante madrugando como lo hace esta gil. Y hasta se me olvida el carrete de puro cansa’. Pero, por más cansa’, por más madrugón, cómo me puede tener a dieta ésta. Nos van a salir telas de araña y la tonta no se escurre que tenemos que ir a buscar. Que hay puro que relajarse no más.
Y… la gil no cacha que le estoy mandando un empujon y revisa la hueva’ como si fuera un cuento de verda’, está más caga’ de la cabeza, sí lo único que le falta ahora es que crea que yo también soy escritora y ahí me caga a mí… y capaz que se me quiten las ganas de salir a buscar minos.
…y...mira… ¿qué lee con cara de interesante?…oye no está mal la hueaita que le puse…mira...si hasta parece…capaz que yo también tenga mi vena de escritora…a lo mejor le puedo…claro...unos eróticos pa’ compensar no estarían mal…así a lo mejor nos amigamos…porque claro una no puede andar enoja’ con una misma, si al final somos…no está mal…
-¡¡no!!; ¡no, le corrijas la ortografía, si las ellas escribimos así po’ como se nos da la gana…!-
A ver que dice el Marcelo ahora…si po’…si la genial no es la perla…soy yo…y a la chucha la novela ahuevona’. ¡Ja! total es a mí a la que tiene que sublimar…y unas cachitas literarias…no estarían mal.
Pecosina.
20 de junio del 2007.
Cecilia Salazar Díaz